Diariamente desde los camarines de la piscina, y desde el coliseo, llevaban a hombres y mujeres hacia el velódromo, a la pista de ciclismo ubicada a unos 200 metros del coliseo central.

Grupos de 30, 50 o 100 conformaban una cruel procesión por este camino, en silencio y en filas de dos o tres. Iban caminando con sus frazadas, las mismas que utilizaban para dormir, cubriendo sus cabezas. Sólo podían ver el suelo del sinuoso camino de tierra, bordeado de arboledas que conducía al velódromo. A veces, se tropezaban y caían, causando un efecto dominó en la fila de prisioneros; sus custodios aprovechaban de patearlos en el suelo.

El encargado del traslado de prisioneros desde el coliseo al velódromo era un subteniente de 21 años del Regimiento Pudeto de Punta Arenas: Reinel Bocaz Rocha.

La historia de impunidad con Bocaz no fue la excepción. Éste, ya como coronel en retiro, fue edecán de la Cámara de Diputados entre 2004 y 2016. Tras la imputación por el homicidio en el Estadio Nacional del otrora escolta del Presidente Allende, Óscar Delgado Marín, Bocaz fue absuelto por la Corte de Apelaciones de Santiago en 2021.

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